La opera-féérie de Offenbach es un viaje absurdo y luminoso. Estará en escena en la Opéra-Comique hasta el 3 de febrero. Una visita obligada para grandes y pequeños.
El mensaje es claro y sutil: el ser humano debe cuidar su entorno, su planeta. Le voyage dans la Lune, de Jacques Offenbach, en la versión de Laurent Pelly, Agathe Mélinand y Alexandra Cravero, es un cuento caprichoso, ligero y alegre. Interpretada por los jóvenes talentos de la Maîtrise de l’Opéra-Comique, con edades comprendidas entre los 8 y los 25 años, esta ópera de cuento rebosa una energía contagiosa. Debido a la pandemia, el programa se creó a puerta cerrada, ante las cámaras de France5 y se emitió en 2021, durante la tercera contención. El público pudo descubrirla por fin en la Ópera Cómica.
Julio Verne
En 1875, Jacques Offenbach obtuvo un éxito extraordinario con Le voyage dans la Lune en el Théâtre de la Gaîté de París. La ópera se basó en dos novelas de Julio Verne, De la Tierra a la Luna y En el centro de la Tierra. En aquel momento, París estaba totalmente cautivada por el autor de La vuelta al mundo en 80 días. Al mismo tiempo, se representaban en la capital varios espectáculos inspirados en sus obras. El director Laurent Pelly, gran conocedor de Jacques Offenbach, aporta al espectáculo un toque contemporáneo y mucha fantasía. “Es sobre todo la historia de un joven en busca de pureza y poesía. Desilusionado con la Tierra, tiene la idea, el insólito deseo de partir hacia la Luna para descubrir mundos desconocidos y necesariamente perfectos. Este sueño, representado, interpretado y cantado por niños y adolescentes, me remite a una cuestión contemporánea que podría ser el futuro de la Tierra y nuestro destino. De ahí mi deseo inicial de trabajar en esta obra, que sobre todo había que adaptar a este grupo de niños”, explica.
Como suele ocurrir con Jacques Offenbach, es también una sátira política y social. En esta ópera cómica en cuatro actos, el rey V’lan, formidablemente interpretado por Franck Leguérinel, está harto de gobernar y quiere retirarse a plantar coles. Tras 50 años en el trono, espera cederlo a su hijo, el príncipe Caprice. Pero el príncipe Capricho tiene otros planes en mente: ir a la Luna. Así que el rey ordena a su ministro y científico Microscopio que encuentre la manera de cumplir este deseo. Así que los tres suben a un cañón gigante. Aterrizan en la Luna y descubren, sorpresa sorpresa, que la Luna está habitada. Como no todo el mundo sabe, los habitantes de la Luna, los selenitas, llamados así por la diosa griega Selene, Luna en latín, estaban convencidos de que los terrícolas no existían.
Morder la manzana
Y como todo el mundo sabe, los selenitas no conocen el amor, o lo han olvidado porque es peligroso. El momento en que Fantasía, la hija de Cosmos, rey de la Luna, muerde una manzana por primera vez es pura delicia. Ludmilla Bouakkaz sobresale en su interpretación. El final del Acto II es sin duda una de las mejores partes del espectáculo. El desconcierto de Fantasía tras descubrir el amor y el deseo y su incapacidad para controlar sus emociones es muy conmovedor. “Esta arietta es el gran momento de Fantasía: sola en el escenario, lucha con sus sentimientos”, explica Ludmilla Bouakkaz.
Viaje a la Luna es una invitación a divertirse y a pensar. Se dirige a todos los públicos y ofrece varias lecturas. Se abre con la ambientación de un mundo invadido por los residuos, un universo gris y apagado que se asemeja a un vertedero de botellas de plástico usadas y sin reciclar. Porque, incluso los selenitas estarían de acuerdo: al final, sólo hay una Tierra. Y estaría bien que fuera transpirable.
La ópera-serie fue un gran éxito. El público vitoreó durante largos minutos tras la bajada del telón.
“Le voyage dans la Lune” en la Ópera Cómica de París, 2h10 (intermedio incluido), del 24 de enero al 3 de febrero, precios: 65, 52, 43, 32, 25, 20, 12, 6€, Espectáculo en francés, sobretitulado en francés e inglés.